¿Qué es?

La sensibilidad de los niños y adolescentes hace que el miedo, la angustia, la tristeza y otras emociones la expresen de una forma especialmente distinta al adulto.

Muchas veces los padres pueden tener problemas con los hijos, sin saber que su hijo o hija está sufriendo psicológicamente. Por eso, es muy importante prestar atención a cualquier manifestación conductual o emocional que consideremos de aviso o bien pueda provocarnos cierta preocupación.

Problemas más comunes en niños y adolescentes

A continuación aparecerá una lista simplificada de algunos ejemplos de causas y síntomas de que algo puede estar ocurriendo a vuestro hijo o hija. Cada uno de ellos pone en riesgo la salud de niños y adolescentes.

  • Depresión: cambios importantes en el estado de ánimo y del sueño. Bajo rendimiento académico. Comportamiento irritable, triste o incluso agresivo. Problemas de ingesta, bien falta de apetito o todo lo contrario.
  • Estrés: ciertos cambios en el rendimiento escolar y en su comportamiento, también en su estado de ánimo. Puede aparecer después de una situación percibida como traumática o dolorosa.
  • Ansiedad: los síntomas más frecuentes suelen ser las preocupaciones excesivas, inquietud, cambios conductuales, mareos, sudoración, palpitaciones, suspiros. También pueden aparecer diferentes tipos de temores como el miedo a la oscuridad, miedo a hablar en público o a secarse de sus padres. Puede darse también Enuresis o Encopresis.
  • TOC o Trastorno Obsesivo Compulsivo: aparecen síntomas como el de repetir ciertas conductas un número concreto de veces o de la misma y repetida forma, miedo a ensuciarse, necesidad de orden o a la simetría, son un ejemplo.
  • TICS: pueden aparecer TICS verbales como inspirar o carraspear o toser. También TICS motores como parpadear, rascarse ciertas zonas concretas, tocarse o arrancarse pelo, mover el cuello y otros.
  • Control de Impulsos: explosiones conductuales o de agresividad con sus consecuentes problemas de comportamiento, incumplimiento reiterativo de los límites y normas, reto a los padres y otras figuras de relevante autoridad para ellos.
  • Insomnio: no sólo es no dormir bien o tener el ritmo alterado del sueño, también son los terrores nocturnos, pesadillas o incluso el miedo a irse a dormir.
  • Trastornos de la Alimentación: preocupación extrema por ganar o perder peso, imagen corporal alterada, deseo excesivo de adelgazar y una baja autoestima e insatisfacción individual.